CRÓNICAS,
2014
3-1-2014
Usted se levanta y el
televisor lo persigue. Usted no se explica cómo si está apagado, si aun no ha
hecho la operación de integrarse a la "aldea global" vía control remoto. Y ahí
está, en su cabeza, acicateando sus deseos, que no son suyos, sino del
televisor, del dueño del televisor que no es usted, sino otro que no es un otro,
sino una compañía, empresa, corporación, tan lejana, tan elusiva, tan opaca... Usted nunca sabrá quién es, porque no es quien, sino que. Pero usted no
sabe tampoco. Y los deseos del televisor, compañía, empresa, corporación,
consisten precisamente en que usted no sepa que sus deseos son los de ellos.
(mientras leo de Zizek ¡Bienvenidos a tiempos interesantes!)
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