Crónicas 2014,
22-1-2014
Abro mi correo y aparece una invitación de la «inteligencia cultural del Zulia». La misma tiene como objeto «celebrar la semana de la zulianidad». Respondo, por supuesto, rechazando semejante invitación a participar en ese desaguisado. Ya en 2013 fijé mi posición al respecto publicando dos artículos sobre tal adefesio ideológico. ¿Será que nadie leyó esos artículos? ¿O será que tienen, en caso de haberlos leído, memoria tan corta que no les alcanza para un año? Insisto: «Gobierno Bolivariano del Zulia» y «Semana de la Zulianidad» ideológicamente son contrarios u opuestos, a menos que el Gobierno del estado Zulia tenga de bolivariano solo el nombre. Por si no quedó claro, vuelvo a publicar lo que escribí el año pasado por estas mismas fechas. También, en esta dirección electrónica http://ensartaos.com.ve/2014/01/19/articulo/37734 el historiador Juan Eduardo Romero escribe en 2014, con respecto al mismo temita, «Insurgencia contra la zulianidad colonizadora y dominante».
Acá está lo que escribí en 2013:
¿’UN
NUEVO TIESTO’ Y ‘RUMBA PROPIA’ EN EL GOBIERNO BOLIVARIANO DEL ZULIA?
Berta Vega
En Maracaibo, 21-1-2013
Durante
los años de gobierno de Un Nuevo Tiempo
en el Zulia, este partido fundamentó la idea de su invencibilidad en el
concepto de ‘zulianidad’, constituyendo eso su fundamento ideológico. No es
extraño, entonces, que en 2002 el gobernador Manuel Rosales decretara el 28 de
enero como el ‘Día de la zulianidad’, curiosamente el año del golpe de estado, del que él formó parte,
contra el gobierno nacional de Chávez-Pueblo. En 2006 otro decreto del mismo
sujeto prófugo instituyó la ‘Semana de la zulianidad’. La justificación
histórica para dicha celebración regional es la acción de Francisco Delgado,
gobernador de la Provincia de Maracaibo, quien el 28 de enero de 1821 declaró
la independencia de esta provincia del reino de España.
Exacerbar
la idea de ‘zulianidad’ frente al supuesto ‘centralismo’ del gobierno nacional
fue la política central de la franquicia capitalista de Manuel Rosales y
compañía. También la de otra franquicia capitalista neoliberal llamada Rumbo propio, y cuyos propietarios dicen
sin rubor «Nuestra propuesta es clara: el capitalismo liberal. Es la fórmula
del éxito económico de los pueblos, demostrada históricamente por los países que
hoy son ricos, y más recientemente por los “dragones” del Sudeste asiático. Es
el Liberalismo Clásico de la Escuela austriaca de Economía: Gobierno limitado,
mercados libres, e instituciones privadas separadas del Estado. Y en esto, en
nuestros principios, no podemos transigir ni ser flexibles. No hacemos
concesiones al socialismo, al mercantilismo, o a cualquiera forma de estatismo…».
Tanto
‘Un nuevo tiesto’ como ‘Rumba propia’ fueron patrocinados con los dólares de la
NED y la «asesoría» del entonces embajador estadounidense en Venezuela, el
inolvidable señor (es un decir) Brownsfield que tantas veces vino al Zulia. La
‘zulianidad’ estaba en el centro de la idea de independizar al Zulia de la
República Bolivariana de Venezuela. Incluso el brollo, que no cesa en Maracaibo,
identificó una casa en la avenida 5 de Julio como la futura sede de la embajada
estadounidense en la República del Zulia.
Sobre
en qué consistió la ‘zulianidad’ de ‘Un nuevo tiesto’ se ha ido destapando algo
de lo que ya sabíamos y vivíamos los zulianos: robos gigantescos del
presupuesto regional de los gobernadores respectivos, Montes Kiú Rosales y Pollo
Aguao Pérez; nóminas paralelas para el negocio político; privatización de
la salud, de la educación; deterioro de las condiciones de vida de todos los
zulianos; deterioro del patrimonio arquitectónico, cuando no destrucción, del
patrimonio cultural y un largo etcétera. La intoxicación lingüística con el uso
deliberado de la palabra ‘zulianidad’ le sirvió muy bien al capital y sus adoradores
para confundir las conciencias y ocultar la realidad.
Lo
que me pregunto, entonces, es por qué hoy «El Gobernador Bolivariano Francisco
Arias Cárdenas invita a las JORNADAS DE LA AUTÉNTICA ZULIANIDAD…» en la prensa
regional.
La
guerra del capitalismo contra la humanidad está llena de palabras. La humanidad
ganará esa guerra si se hace consciente del uso de ellas.
Berta
Vega
En
Maracaibo, 23-1-2013
Del
nombre dice el DRAE que es una «palabra que designa o identifica seres animados
o inanimados», o sea, los que tienen existencia real, independiente,
individual. Podemos decir, entonces, que los nombres son ese tipo de palabras
que identifican al ser. Del adjetivo dice «que expresa cualidad o accidente», o
sea, lo secundario, lo accidental, lo no esencial; su función gramatical es la
de calificar o determinar al nombre, modificándolo.
El
capitalismo, en su proceso de acumulación y de promoción del consumo
desenfrenado, elimina el ser, lo esencial, lo humano. Para ello ha ido
construyendo una neolengua con el
objeto de redefinir los conceptos. Eso en el discurso publicitario del
capitalismo se expresa, a través de sus empresas de desinformación
masivas, con la sustitución de unas palabras por otras: por ejemplo, el
capitalismo usa la palabra mercado,
en vez de país, consumidor en vez de persona.
Así logra limitar el significado de las palabras y eliminar lo que no le
interesa. Las personas somos algo más, mucho más, que sólo consumidores; y los
países mucho más que simples mercados.
Otro
procedimiento en el discurso capitalista para eliminar el ser, lo humano,
consiste en atenuar o disminuir el significado del nombre poniéndole al lado un
adjetivo para modificarlo. Esto le sirve para ocultar y manipular la verdad, la
realidad, los hechos. Son conocidos, y ampliamente difundidos y ejecutados, los
«bombardeos quirúrgicos», y los «asesinatos selectivos» (Yugoslavia,
Afganistán, Irak, Libia, Siria, Mali, Palestina y un largo etcétera).
En
ambos ejemplos al nombre le sigue un adjetivo para modificar su significado,
atenuándolo, o así se pretende. Bombardeo
significa arrojar bombas desde una aeronave con objeto de destruir
infraestructuras y matar personas, y eso es totalmente contrario al significado
de quirúrgico, que es lo
perteneciente o relativo a la cirugía,
que es una parte de la medicina que tiene por objeto curar. Y así nos vende,
también, el capitalismo la idea de que la muerte, el asesinato y la destrucción
de un país es su curación. Asesinato
es el nombre de la acción y el efecto de asesinar,
y ésta un verbo (acción, proceso, suceso) que significa matar a alguien con
premeditación, alevosía… En todas las culturas humanas el asesinato está
penalizado de diversas maneras, incluso con la muerte del asesino. Pero el
capitalismo le ha puesto al lado el adjetivo selectivo, o sea, que implica selección,
y este nombre significa la acción y efecto de elegir a una o varias personas o
cosas entre otras, separándolas de ellas y prefiriéndolas. Así que la idea que
nos venden es que como ellos seleccionan
a las personas que van a ser asesinadas,
entonces no es un asesinato. Estados Unidos e Israel realizan sistemáticamente
«asesinatos selectivos». Incluso el gobierno estadounidense va a dictar,
próximamente, una ley para proteger legalmente el asesinato selectivo extrajudicial (supongo que establecerá que el
gobierno estadounidense será el único en el planeta, o en lo que va quedando de
él, que legalmente pueda asesinar).
Zulia, zuliano, zulianidad
son tres palabras que parecieran inofensivas en su uso, visto lo anterior. Pero
no es así. Zulia es un nombre propio,
ya que señala un determinado ser entre los demás de su clase: es el nombre de
una región geográfica, política, administrativa que forma parte, con otras
regiones, de la República Bolivariana de Venezuela. Por lo tanto podemos decir
que Zulia está incluida en Venezuela. Zuliano es un adjetivo derivado de Zulia, y significa lo relativo a éste, o sea, la gente, sus
costumbres, sus tradiciones, su variedad de habla, su gastronomía, su música,
etcétera, como parte integrante de Venezuela. Zulianidad es un nombre derivado del adjetivo zuliano, y significa la cualidad de ser zuliano, cualquier cosa que
esto sea de tan inasible y manipulable que es ese significado. Fue precisamente
esta palabra, zulianidad, la que
eligieron Un nuevo tiempo y Rumbo propio, ambos partidos
capitalistas, como fundamento ideológico para promover la separación del Zulia
de Venezuela. La idea, falsa por demás, que vendieron es que la zulianidad es tan específica que no
tiene nada que ver con Venezuela.
Cuando
el gobierno bolivariano del Zulia usa la palabra zulianidad y la celebra durante una semana, el capitalismo cumple
su objetivo a través de su gran procedimiento: «No piense. Déjenos pensar por
usted».