GUERRA
IDEOLÓGICA CONTRA LA UNIVERSIDAD BOLIVARIANA DE VENEZUELA
Hoy fui a la
Universidad Bolivariana de Venezuela, sede Zulia. Fui a escuchar la palabra de
un investigador venezolano, de las nuevas generaciones, para optar al
doctorado. Desde la unidad integradora que allá llaman Proyecto, el profesor
fue construyendo, junto a los estudiantes, el proceso de conocimiento desde y
en una comunidad en construcción. Para decirlo más claro se trataba de
averiguar, investigar, saber, acerca de los procesos de comunicación de las
personas en la construcción de un barrio, ir a la realidad para saber. Se trataba,
también, de confrontar el concepto de comunicación social con el de
comunicación alternativa. Pero también de construir, de pensar, la teoría
acerca de los procesos sociales, políticos, económicos, en definitiva de los
procesos humanos en esta patria nueva que hacemos desde la revolución
bolivariana. El profesor expresó con claridad que la “comunicación social” como
teoría implica la reproducción de la información como mercancía,
independientemente del espacio-tiempo, por empresas cuyas relaciones son
jerárquicas y cuya finalidad última es la acumulación de capital. En cambio la
“comunicación alternativa” implica procesos donde la interacción comunicativa
produce y genera información que funciona para las relaciones humanas en un
espacio y un tiempo determinados como una red, donde se privilegia lo social de
la comunicación, su memoria, como un bien de la comunidad. Escuché la
exposición del joven profesor con el placer de quien escucha lo nuevo, una
manera nueva de explicitar la realidad cuando se ha escudriñado y vivido en
ella, casi sin mediaciones de eso que llaman la “cultura occidental”. Y así
siguió.
El profesor
terminó su exposición y vino el horror. Ahí estaban, cual hienas, 3 miembros
del jurado-jurásico y un poco más allá otra hiena de mirada huidiza que
manejaba los hilos. Confieso que no lo esperaba. Suelo escuchar, es parte de mi
oficio, con mucha atención a los otros que hablan. Había escuchado al profesor
con atención y placer; ese que uno siente, sí, siente, cuando oye cómo las
ideas se van tejiendo con la realidad y la descubren y se la presentan a uno
como en bandeja: clara, diáfana. Las hienas, cada una en su estilo, expusieron
sus juicios de valor, ninguno de hecho, desde su sabiduría colonizada, con
saña. Incapaces de comprender lo que el profesor expuso usaron su poder, ese
que da la “academia” muerta de los modelos fracasados del capitalismo
neoliberal. O quizá algo se olieron: el joven profesor de la UBV es la
universidad que viene, que ya está aquí, y que las hienas temen y desprecian en
su mediocridad, en su incapacidad para lo bello de la construcción teórica de
la realidad venezolana. Hasta confesaron que no se habían leído toda la tesis
por lo extenso. Dos jurados defendieron al profesor, defendieron con preguntas
y argumentos de hecho esa tesis que es parte de la historia de la UBV Zulia.
Contra la
Venezuela Bolivariana hay una guerra económica, psicológica, ideológica porque
el pueblo gobierna, porque contradecimos la dictadura capitalista neoliberal.
Somos muy mal ejemplo para los pueblos, dicen las transnacionales de la
desinformación. Contra la UBV, contra el nuevo modelo universitario que estamos
construyendo, fuerzas ideológicas contrarias, las mismas de siempre, las que
están acabando con las universidades autónomas, se ensañan. Enquistadas y
sinuosas pretenden acabar con la belleza, la fuerza, la verdad del conocimiento
de nosotros mismos y nuestros procesos con nuestros propios modelos. Pero les
aviso: ¡Viviremos y Venceremos porque tenemos Patria y Memoria! ¡Bolívar y Chávez
Viven!
Berta Vega
En
Maracaibo, 13 de noviembre de 2013
... Y 2
PARA CONTRIBUIR AL DEBATE, A PROPÓSITO DE LA DEFENSA DE TESIS DE JOSÉ JAVIER
Escribo estas líneas desde la
conmoción y el desagrado que todavía conservo como testigo de la reciente defensa
de tesis doctoral de José Javier León en la Universidad Bolivariana de
Venezuela titulada: Comunicación en asentamientos urbanos populares: caso barrio Renacer.
Maracaibo-Venezuela, 2004-2012. Lo hago no sólo como su compañera sino
como estudiante de ese doctorado y con el afecto que siempre he sentido por esa
universidad.
Como recuento para contextualizar
la anécdota debo decir que hoy 13-11-2013 José Javier defendió un proyecto de
investigación que construyó al calor de los primeros años de la UBV-Zulia, es
decir, en el sacudón nacional al que todos asistimos como fundadores,
partícipes y testigos de un nuevo modelo de universidad, municipalizada y con
Programas de Formación de Grado que desde la redefinición de sus nombres
promovía y promueve una también novedosa concepción del ser humano. Para
quienes no lo conocen, este nuevo concepto de universidad propone una unidad
curricular denominada Proyecto la cual es eje transversal en los PFG, esta
unidad es la oportunidad, comprometida y necesaria para que las universidades
se involucren desde el primer año con las comunidades y piensen sus praxis
articuladas a las mismas. En ese impulso José Javier junto a un grupo de
estudiantes del PFG Comunicación Social comienza un trabajo de
Investigación-Acción-Participativa desde el año 2004 que hoy pretendió cerrar,
“académicamente” hablando, pero que se vio truncado por tres de los cinco
jurados presentes, todas profesoras de las hoy cuestionadas universidades
“autónomas”.
La disertación lejos de contribuir
al debate desde el reconocimiento del otro y el respeto por su trabajo
estuvieron signadas por descalificativos, juicios de valor y observaciones de
forma como las apuntadas por la jurado Teresa Gamboa: la bibliografía no está
ordenada alfabéticamente, hay dos capítulos teóricos y el texto es
innecesariamente largo, entre otras en la misma línea. Sólo el jurado José
Quintero Weir quien sí planteó la aprobación y emitió un voto razonado y por
escrito, se abocó a hacer aportes desde el planteamiento filosófico y
epistemólogico que se propone la tesis que a su decir “hace aportes importantes
al debate teórico-político en cuanto a lo que hasta ahora se insiste en llamar Comunicación Social.”
El nivel de violencia verbal de
una jurado “calificada” para hablar del tema, Ana Irene Méndez para más señas,
nos advertía de lo que sería el veredicto, eufemismos más, eufemismos menos:
aplazado. La razón: 1. El desconocimiento total y absoluto a nuevas maneras de
relacionarnos con los saberes y los conocimientos. 2. La tesis era propuesta
desde la reivindicación de lo oral como una forma válida de relatar la
historia, lo que desconocieron al afirmar que la historia del barrio no estaba
contada ignorando así olímpicamente los testimonios de los compañeros Edgar
Hernández y César Larez, quienes además de estudiantes para ese entonces, son
fundadores del Barrio Renacer y sus historias que son las del nacimiento del
barrio transversalizan el trabajo. 3. La tesis era una propuesta metodólogica
distinta, subvertía el orden tradicional de las estériles tesis de postgrados
de estas universidades tradicionales, conservadoras, es decir, profundamente
copeyanas y proponía una nueva metodología donde las preguntas ocurren al final
de un arduo y lento trabajo de investigación y no antes; donde las respuestas
no están digeridas sino convulsionadas, implicadas en redes de sentido que
están diseminadas en todo el texto y que requieren de una lectura atenta y
crítica.
La sospecha de si leyeron o no la
tesis inevitablemente quedará entre los que estuvimos presentes debido a la
superficialidad de las observaciones y a las confesiones de dos de las jurados,
Ana Irene Méndez confesó con el mayor descaro y mediocridad típica de la
mayoría de los profesores universitarios FAPUV no haber podido leer todo ese
“mamotreto” y Zaida Guerra, en el momento interno de deliberación parece haber
notado que a su tomo le faltaban 50 páginas. No nos asombremos, estos son los
doctores que todavía tenemos y que, a Dios Gracias, van de retirada. Por eso
celebramos la intervención de la tutora Dra. Luz Marina Rivas quien recogió con
mucho aplomo el sentimiento de buena parte de quienes los acompañábamos al
decir: esta tesis sistematiza el proceso que hemos vivido en UBV en estos diez
años, tratando de construir una base epistemológica desde el tejido social que
nos da sentido y razón de ser. La construcción de la teoría crítica necesaria,
desde el seno de las comunidades, debe trascender el modo de construir y
generar conocimientos anclados en el paradigma científico de las universidades
tradicionales. Esta tesis, registra sobre todo nuestro proceso como UBV, desde
allí puedo decir, decirles, que recibimos las observaciones sobre los aspectos
a corregir, pero no aceptamos los términos con los que la profesora Ana Irene
Méndez se ha referido a la tesis. "Si usted no pudo, ni podía leerla, pues
profesora usted ha debido renunciar a ser jurado".
Aprovecho entonces, y es a este
punto a donde quería llegar, para hacer la siguiente reflexión: mientras en
espacios como la UBV, Misión Sucre y todo proyecto universitario nacido o
redimensionado (UNERMB, por ejemplo) al fragor de esta revolución y como
contrapropuesta a la lógica occidental-eurocéntrica sigamos llamando para
evaluar las nuevas prácticas académicas revolucionarias de investigación que
conciben la ciencia desde lo popular y para su beneficio a profesores que NO
HACEN INVESTIGACIÓN DESDE, POR Y PARA LAS COMUNIDADES, nos encontraremos con
estas posturas que además de irrespetuosas develaron hoy un profundo rechazo a
esta propuesta de Educación del Siglo XXI que en resumen reivindica nuestra
ética socialista.
Ana Felicia Núñez