lunes, 13 de abril de 2015

GALEANO NUESTROAMERICANO






De Las venas abiertas de América Latina
(1971, Siglo XXI Editores, Argentina)

«... Ya Bolívar había afirmado, certera profecía, que los Estados Unidos parecían destinados por la Providencia para plagar América de miserias en nombre de la libertad. No han de ser la General Motors y la IBM las que tendrán la gentileza de levantar, en lugar de nosotros, las viejas banderas de unidad y emancipación caídas en la pelea, ni han de ser los traidores contemporáneos quienes realicen, hoy, la redención de los héroes ayer traicionados. Es mucha la podredumbre para arrojar al fondo del mar en el camino de la reconstrucción de América Latina. Los despojados, los humillados, los malditos tienen, ellos sí, en sus manos, la tarea. La causa nacional latinoamericana es, ante todo, una causa social: para que América Latina pueda nacer de nuevo, habrá que empezar por derribar a sus dueños, país por país. Se abren tiempos de rebelión y de cambio. Hay quienes creen que el destino descansa en las rodillas de los dioses, pero la verdad trabaja, como un desafío candente, sobre la conciencia de los hombres.»

De El libro de los abrazos
(1989, Siglo XXI Editores, México)

La cultura del terror/7


«El colonialismo visible te mutila sin disimulo: te prohíbe decir, te prohíbe hacer, te prohíbe ser. El colonialismo invisible, en cambio, te convence de que la servidumbre es tu destino y la impotencia tu naturaleza: te convence de que no se puede decir, no se puede hacer, no se puede ser.»

El aire y el viento
 

«Por los caminos voy, como el burrito de San Fernando, un poquito a pie y otro poquito andando.
A veces me reconozco en los demás. Me reconozco en los que quedarán, en los amigos abrigos, locos lindos de la justicia y bichos voladores de la belleza y demás vagos y mal entrenados que andan por ahí y por ahí seguirán, como seguirán las estrellas de la noche y las olas de la mar. Entonces, cuando me reconozco en ellos, yo soy aire aprendiendo a saberme continuado en el viento.
Me parece que fue Vallejo, César Vallejo, quien dijo que a veces el viento cambia de aire.
Cuando yo ya no esté, el viento estará, seguirá estando.»








jueves, 26 de marzo de 2015

Enrique Arenas nuestro





Enrique viene por el pasillo de la Facultad con un (otro) montón de libros bajo el brazo. Zancada larga y cabeza en alto como para no perder de vista las palabras que andan volando. Enrique se hace el que no sabe que todos hemos visto palabras griegas, latinas, castellanas, inglesas, francesas, alemanas, italianas, wayuus y de muchas otras lenguas revoloteando a su paso, tentándolo, haciéndole carantoñas, proponiéndole nuevas aventuras. Solo cuando lee o escribe, en un cuaderno o en alguna hoja suelta con un taquito de lápiz esos garabatos diminutos, baja la cabeza. A veces al caminar las palabras salen volando de su pelo ensortijado formando una larga cabellera ondulante donde nos subimos y vamos leyendo a Homero y todos los viajes infinitos de la literatura.

Hoy quiero pensar que estás formando un nuevo grupo de estudio en un patio interminable lleno de mangos, nísperos, cayenas y trinitarias, diciendo con sonrisa pícara «esta niña», con Lydda, Edna, Francisco, Mirna, Chávez… Allí «No pasará la muerte mientras siga tu canto / rompiendo todo parque sin luna, / toda mirada triste y escapada / en este golpe de sal a las espigas…»


Berta
En Caracas, 26 de marzo de 2015

miércoles, 18 de febrero de 2015

ESPEJO PRIVADO TRANSNACIONAL



Crónicas

Espejo Privado Transnacional

En estos días me enteré de que lo que yo hacía todos los días no era cierto. O sea, no salgo a caminar, no saludo a la gente de mi barrio porque no está en la calle. Tampoco voy a mi café de hace muchos años, ya que no camino por mi ciudad. Tampoco tomo mi marrón de todas las mañanas, como yo suponía: no hay leche, no hay café, no hay cachitos ni ninguna otra cosa comestible. No voy a hacer diligencias, no me monto en el bus, ni el carrito, ni en ningún taxi, porque no hay. No como pizza, ni árabe, ni parrilla, porque en mi ciudad no hay restaurantes abiertos porque no hay comida. No voy al mercadito los viernes, porque aquí no hay frutas ni verduras. No hablo con mis amigos, no nos podemos ver. No voy a las librerías, porque están cerradas y además no tienen libros… 

En 25 minutos el programa de televisión «Espejo Público» de Antena 3, en España, me puso al corriente de mi vida y de la vida de 30 millones de venezolanos. Según esta empresa de desinformación mi país está en guerra y vivimos en una “dictadura tan horrenda” que el presidente es un “dictador” elegido en elecciones libres y directas, y donde cualquiera, o sea cualquiera (CNN, TVE, Antena 3, El País, ABC…), puede insultar al presidente Maduro, tal como insultaron al presidente Chávez, en la radio, en la televisión, en la prensa, en las revistas, en la redes “sociales”… La vehemencia de la conductora de ese "espejo", y de los periodistas que la acompañaban en la narración de mi vida “verdadera”, según ellos, era tal que recordé una novela de Michel Larsen, “La amante virtual” (que también imaginé haber leído): las empresas de desinformación sirven al capitalismo neoliberal para construir espacios y vidas paralelas a la vida real y concreta de los seres humanos y desplazarlos o aniquilarlos.

Por si acaso: salgo a caminar todos los días por mi calurosa, en todos los sentidos, ciudad. También tomo café… Y sigo leyendo...